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 La Medición Escolar

La mediación en las escuelas y colegios es un recurso cuya aplicación y enseñanza a los integrantes del estableciemiento que deseen ser mediadores (alumnos, profesores, preceptores), requiere de dos condiciones indispensables: Un relevo de campo, consistente en evaluar las condiciones económicas y familiares de la comunidad a la que va dirigida (alumnos, profesores, preceptores); y un estudio que determine las areas de compatibilidad entre el sistema sancionatorio vigente en el colegio (amonestaciones, suspensiones, expulsiones) con el sistema voluntario de la mediación, partiendo de la base que habrán de coexistir ambas modalidades de resolución de conflictos.

Estas dos condiciones se van cumplimentando simultáneamente con la aplicación y enseñanza del método, las técnicas y las prácticas de la mediación, a la población del estableciento educativo que la contrate. En esta aplicación y enseñanza se transmitirá como metodolgía, la comprensión del conflicto teniendo en cuenta la situación singular de cada persona involucrada en el mismo. Es decir que la propuesta de conversación entre las partes en conflicto no se limitará a analizar y argumentar sobre el hecho conflictivo, sino que se extenderá a la esfera de las condiciones familiares, económicas, sociales de cada persona involucrada y a su posición dentro del establecimiento (alumno, profesor, preceptor, administrativo), que son las causas profundas del conflicto. La importancia de tener en cuenta estos aspectos personales reside en que si no son tenidos en cuenta, la situación conflictiva que haya motivado la mediación podrá resolverse, pero no impedirá que se repita en nuevos conflictos.

El sistema sancionatorio que emplée el colegio se mantendrá para los siguientes casos: 1) cuando los involucrados en el conflicto, o alguno de ellos, no acepte el metodo de la mediación para intentar resolverlo; 2) cuando no se pudo llegar a un acuerdo para resolver el conflicto por medio de la mediación; 3) cuando habiéndose resuelto por la mediación un conflicto, las partes no cumplen lo pactado; 4 ) cuando la gravedad del hecho conflictivo mueva a las autoridades a prescindir total o parcialmente del recurso de la mediación.

Violencia escolar, sus causas. La mediación, una alternativa

El 4 de Julio de 2007 dicté un curso sobre “VIOLENCIA ESCOLAR: SUS CAUSAS. LA MEDIACION COMO ALTERNATIVA” en la Universidad Nacional del Litoral, al que asistieron maestros, profesores, autoridades y padres de alumnos de colegios primarios y secundarios. El curso tuvo dos espacios en que los inscriptos debatieron estos temas conmigo. El primer espacio fue luego de mi exposición sobre las causas de la violencia escolar, y el segundo después de exponer sobre la mediación como alternativa. El debate fue grabado y corregido por mi y, atento lo revelador de los problemas que se exhibieron en estas intervenciones y las reflexiones a que dieron lugar, pienso que es un material de interés para tratar de resolver el problema de la violencia en las escuelas, por lo cual lo transcribo a continuación. 

Debate posterior a la 1ª. Parte: Violencia Escolar: Sus Causas

Opinión de un oyente: Para mi es violencia, por ejemplo, que un alumno, con mucho esmero, haga una trabajo práctico esforzándose demasiado y, cuando lo entrega al profesor le pone la nota general de VISTO!, cuando el profesor no sabe que estuvo días preparando el trabajo, eso es violento!...es violencia del profesor contra el niño...

ORTEMBERG: No necesariamente la severidad es violencia, ni sabemos la situación concreta de ese niño, lo que usted me comenta es una versión del niño o de sus padres, no sabemos la versión del docente. De todos modos, con el ejemplo que usted nos cuenta comprobamos que la noción de violencia se extendió en nuestros días más allá de su versión originaria, que estaba circunscripta a la violencia física.

Con esta noción hay mucha aprehensión, mucho prejuicio, por lo cual resulta muy difícil abordarla por sus causas, que es la manera más efectiva de modificarla. Como ejemplo de esta dificultad para abordarla tenemos la manera en que se vino enseñando Mediación Familiar desde la introducción de este instituto hace aproximadamente 10 años. Se enseñaba que en caso de haber violencia en la familia no podía haber mediación. Hoy mismo se enseña esto. Es un error. En las familias que deben concurrir a la mediación por los conflictos que tienen y que se plantean resolver, debemos presumir que hay violencia, ya que el concepto incluye no sólo la violencia física, sino también la violencia moral y psicológica. Entonces, si no se puede ejercer la mediación en los casos de violencia familiar, en ninguna crisis familiar se puede hacer mediación. ¿Qué se piensa acerca de qué es una familia? ¿Lo que dicen las Escrituras? ¿Un rincón dónde sólo se cultiva el amor entre los cónyuges y el amparo de los hijos? Somos humanos y no ideales morales o religiosos. En una familia normal, no digo en una mal constituida, sino en una familia como las nuestras, cuando alguno de sus integrantes tiene un problema, no puede evitar descargar sus nervios en el seno de su familia. Y esto nos pasa a todos y nos ha pasado incluso en nuestra propia familia cuando éramos chicos. Si hacemos memoria seremos capaces de recordar escenas que preferimos olvidar. Eran escenas de violencia, sea moral, psicológica o física. Sí, también física. Tanto entre nuestros padres como de nuestros padres con nosotros sus hijos. Las familias violentas, aquellas en que ya el vínculo es una guerra, no son marcianos, no es algo ajeno a nuestra experiencia, aunque a ese extremos no haya llegado nuestra propia familia.

La mujer que en un momento de fastidio le grita a su marido o pareja: ¡hacete la comida vos! El hombre le grita: ¡basura!. Eso, es violencia. Si vamos a hacer memoria, desde los valores actuales, en   nuestra familia de crianza hubo violencia, cuando nuestro padre estaba nervioso, por ahí decía cosas de las que después se arrepentía, más allá de que después pidiera disculpas o no. Eso, desde los valores actuales, es violencia.  Y no vamos a sorprendernos si la familia contiene a la gente cuando está nerviosa y cuando sale afuera es un gentleman, ¿esto qué significa? que los nervios los descargan en la familia.... ¡VIOLENCIA! Y esto, por supuesto, en el concepto de hoy.

En un libro de Dostoiewski  LOS HERMANOS KARAMASOV, hay un diálogo entre el padre y un hijo, en el que se plantea la incógnita de qué ocurriría si Dios no existiera. El hijo dice que estaría todo prohibido. El padre le replica que, por el contrario, estaría todo permitido. Es un diálogo interesante porque hace a nuestro tema de la violencia escolar. Dios es para nuestro tema la autoridad, el que establece qué no se debe hacer y qué es lo que se debe hacer. Pienso que si no hay autoridad estaría todo permitido, como decía el padre Karamasov. Si no hay autoridad, entonces el docente puede tener una relación amorosa con los alumnos y luego sale en los diarios, y pasa de vez en cuando. O los alumnos puede pegarle a una maestra y también lo leemos en los diarios. Y pueden calificar con visto un trabajo que a un chico le llevó mucho tiempo y puede, por supuesto, haber una desconsideración hasta el punto de pensársela como violencia.

Cuando no hay autoridad lo que no hay es diferenciación. La ley básica dice que está prohibido tener relaciones con la madre y está prohibido que los hijos asesinen al padre. Esa es la ley básica, la que prohibe el incesto. ¿Esa ley que hace? Diferencia las generaciones. Si no hay aceptación o establecimiento de esa diferencia, hay una  caída de la ley, no hay principio de autoridad. Puede haber entonces  violencia de los alumnos hacia los profesores, de los profesor hacia los alumnos, de los profesores hacia los profesores, de los alumnos entre los alumnos, de los padres hacia los profesores. Sin embargo esa no es la situación actual. Esta violencia que mencionamos es algo que se da, pero no es lo único que se da en nuestros establecimientos escolares. No está todo perdido. Nos movemos dentro de un contexto donde todavía hay ley. Porque nos movemos en ese contexto es que podemos estar  aquí reunidos y preocupados por la violencia escolar. Y ¿cuál es la pauta de que hay ley? La pauta, nos la da por ejemplo que el colegio abre a las 7, y todos van a las 7; que en la  primera hora hay Historia y se da historia, 2da hora Geografía se da geografía, 3era hora tal cosa y se cumple. 5ta hora vaso de leche y se da el vaso de leche. Los chicos tienen que ir vestidos y van vestidos aunque en verano haga mucho calor. Si van sin ropa o con ropa muy inadecuada no los dejan entrar. Entonces hay ley. No debemos dejar de ver lo que hay, encandilados por lo que no hay. Hay ley pero con falla, y esta falla no la podemos abordar mirando sólo las sombras de la caverna platónica, hay que remontarse de estas sombras hacia el foco de luz que nos permite darnos cuenta que lo que vemos es el efecto de otras cosas, que las llamamos causas.

Hay un problema de violencia, en un contexto donde hay ley, y esa ley o la manera de aplicarse no contiene a sectores de la población carenciados de una manera y no contiene a sectores no carenciados  de otra manera. Debemos asimismo tener en cuenta que probablemente estemos en un proceso de cambio de nuestra subjetividad causado por los cambios en la familia, en la producción y el consumo.

Aquí hemos visto muchas de estas causas y que las mismas exceden el ámbito de la escuela, que abarca a la familia y que esto que ocurre en la familia no proviene sólo de ella sino que a su vez ella está afectada por el medio social que provoca exclusiones y caída de valores como la solidaridad de los que tienen con los que no tienen. Es una red que no podemos dejar de ver para comprender la violencia en las escuelas y discernir aquello que hay que modificar para evitar o contener esa violencia. Ver, por ejemplo, si la violencia que trasunta en el la escuela por la exclusión social de la familia del alumno se puede neutralizar o contener con el vaso de leche o si puede haber otro mecanismo, por ejemplo el trabajo concreto de los alumnos dentro de la currícula escolar. En un caso se aborda el efecto, el hambre, se le da el pescado, en el otro se intenta abordar la causa, se le enseña a pescar.

No podemos evitar considerar, al abordar la violencia escolar por sus causas, sentir que lo que tenemos que hacer es reestablecer las redes sociales. Estamos viendo cuáles son las causas de estos fenómenos que se dan, estamos viendo que la violencia no es solamente que los chicos están enloquecidos en los colegios, estamos viendo que hay violencia social y  que son las familias de esos chicos las que están en una situación de violencia por diversas causas, como ser el cambio de organización patriarcal que era vertical, en la que había un orden que hoy lo consideramos violento y que en ese momento no lo era. Había un esclava y 10 esclavitos que marchaban y se sabía cual era su destino y había una tranquilidad aunque...a los golpes. Hoy no, pero hay una ausencia de autoridad porque todavía estamos en los momentos del tránsito de un modelo familiar que colapsó, hacia otros que aun no están configurados.

Opinión de un oyente: Me parece que la  doctrina democrática es la que tenemos que vivir ahora, pasamos de una autoridad patriarcal y de la escuela autoritaria donde lo que ese decía se hacía, la maestra era lo máximo, y ahora pasa lo contrario, se discute todo... por eso creo que hay que  buscar la autoridad democrática. La discusión pero aplicando la ley, la ley pareja.

ORTEMBERG: Sí, de acuerdo. Pero también pienso que se trata de llevar, en los temas educativos,  el principio racional a la pasión. A ver si me puedo explicar: ¿Saben por qué ustedes me escuchan y se involucran en lo que les digo en esta charla? Porque los temas de los que les hablo tienen que ver con la práctica de ustedes, y ustedes tiene la pretensión de utilizarlo para mejorar o resolver los problemas que tienen. Es decir, la pasión de ustedes está involucrada en esa práctica donde tienen problemas, por eso están aquí y por eso escuchan y por eso asumen posiciones a favor y en contra de todo lo que aquí se dice. Con los chicos pasa lo mismo: no se trata solamente del debate de las ideas, que a los niños naturalmente les tendría que gustar, sino que, además de eso y como condición para que ese debate por las ideas se pueda dar, los chicos puedan desarrollar actividades que tengan que ver con la vida cotidiana de ellos y de sus familias, que es como hablarles de ellos mismos en una extensión más real. Eso no es sencillo, porque hay currículas que habría que agregar, como la de que puedan desplegar una concreta actividad laboral en que produzcan objetos que puedan consumir, es decir no sólo la granja para ver crecer la lechuga, como antes vimos, sino poder distribuir el producido de sus trabajos, el de todos, entre los alumnos de ese mismo establecimiento que pertenezcan a familias carenciadas. No sólo se trata de cambiar el criterio de una autoridad concebida de manera autoritaria, por otra que sea más democrática, sino que hay que abordar dentro mismo de las curriculas educativas los resultados de una economía que dejó destrozados y al desamparo a vastos sectores sociales, es decir a numerosas familias a las que pertenecen alumnos que concurren a la escuela. Así como a otras, las no carenciadas, que las dejó desamparadas de vastos valores morales, como es el de la solidaridad.

Aquello que le enseñamos a los chicos les va a servir en el futuro, pero para que les pueda servir en el futuro tienen que poder incorporarlo a sus vivencias actuales, a sus actividades actuales, de otro modo las urgencias a unos, los carenciados, y el desinterés en otros, los no carenciados, hará que la transmisión sea letra muerta, es decir que no contribuya al desarrollo de sus sinapsis cerebrales, que son los despliegues de la inteligencia. Les va a resbalar, les va a aburrir, les va a obligar o tentar por lo menos, a realizar acciones que nada tienen que ver con la educación y sí con la indisciplina y la violencia. Lo que estoy diciendo es que es mejor que los chicos no estén en sus bancos escuchando a un marciano, sino a un adulto que les hable de temas del conocimiento que puedan vincular a sus actividades y que en el mismo colegio ellos puedan desplegar actividades, como trabajar, que tiene que ver con sus historias y con su propia pasión. En ese marco, la mediación es una enseñanza y una práctica que podría involucrar al alumno hoy mismo, y eso es una garantía de que esa transmisión está marcando su conducta en el futuro, cuando sea un adulto, un padre, una madre, en fin, un ciudadano responsable.

Hoy los chicos, por lo menos de las familias carenciadas, no tienen destino, no tienen modelos. Entonces parte de ese modelo lo puede proveer el colegio, por eso les hablé de una figura como la de Belgrano, él ya decía,  “señores: escuelas granjas” ¿para quiénes las escuelas granjas? Para los hijos de los que trabajaban en el campo, para que lo que se les enseña, lo puedan utilizar, porque si no, son palabras en el aire. Y si lo pueden utilizar estarán dispuestos a escuchar todo lo que se les enseña que no lo pueden utilizar directamente, pero que al estar contemplada la parte de utilización, pueden satisfacer su interés intelectual por el afán de conocimiento que existe naturalmente en todo niño y que debiera existir también en todo adulto. De otro modo el chico va  al colegio por la copa de leche, porque en el colegio no le dan de comer si no cumple con ciertos requisitos. Entonces cumple con esos requisitos sólo por la copa de leche. ¿Eso está bien?  ¡NO! Esto no debe ser así, hay que involucrarlos desde el interés mismo de ellos, y si sólo se contempla el interés inmediato proveniente del estómago vacío se está respondiendo a una demanda que  viene de su bestia. Al niño no se le puede comprar con un vaso de leche, no es el burro que corre detrás de la zanahoria que nunca alcanza, porque el niño no alcanza nunca a saciar su hambre con el vaso de leche, porque al día siguiente necesitará otro y al otro día otro más. Irá al colegio a hacer las muecas que hagan falta para el vaso de leche, llegar en hora, repetir de memoria la lección, decir que sí cuando lo vean, robar cuando no lo vean. Eso no es un estudiante, será un loro que luego va y reprueba toda prueba de inteligencia en cualquier trabajo que quiera desempeñar, porque sólo tendrá como herramientas un vaso de leche haciéndole burbujas en el cerebro.

Debemos, además, tener en cuenta respecto de la violencia escolar: una demanda, cuando viene de la víctima de la violencia social, es a lo bestia, infringe la ley. Por ejemplo: va el padre y le pega una cachetada al maestro porque bochó al hijo, eso es una bestialidad, pero es también una demanda. Es una  demanda cuando vemos que los padres se solidarizan con los hijos en lugar de decir, como decían nuestros abuelos, “si la maestra lo dice, tiene razón”, Esa actitud de los padres, también es una demanda, pero a lo bestia. Para saber qué demandan, es decir, qué debemos o podemos escuchar en esos delitos, hay que ir al hogar de esos chicos, a la cueva en que habitan esas familias. Preguntarnos: ¿qué pasa con la familia? Hay una subversión de la autoridad, hay una subversión  del orden alimentario. Y: ¿Qué hace el Colegio? El colegio puede hacer algunas cosas y no lo está haciendo. El colegio opta por la limosna cuando huele que más allá de sus puertas debe involucrarse para que no se caiga todo abajo. Pero lo hace desde la óptica exclusiva del colegio. Porque el vaso de leche es una limosna, digamos “interesada” si sólo llega hasta allí. Con el vaso de leche se asegura que el cerebro del alumno funcione al nivel mínimo como para que el niño conserve la facultad de hablar, no de comprender, pero sí la de hablar. Más allá del vaso de leche, que tiene que seguir brindándolo porque hay que asegurarse que los niños sigan con vida, hay un horizonte mayor de un valor que es necesario que les llegue a estos niños perdidos, el del trabajo…

Opinión de un oyente: Lo que pasa, es que a los chicos no les interesa saber trabajar...

ORTEMBERG: No les interesa saber trabajar si no les explicamos que con su trabajo y el de sus compañeros tendremos un producto que se lo entregaremos a él y a su familia y que eso puede aliviar un estado de carencia que ellos padecen y perciben que padecen, ya que su oscuridad no es tan grande como para no ver lo que los mata. Además, de algo que no pusimos en la práctica, no podemos aseverar que el resultado será negativo. El interés por el trabajo no surge con el hecho de poner en sus manos una herramienta y decirles: ¡ahora, a trabajar!. Hay mostrarles qué beneficios obtendrán de ese trabajo, qué proyecto hay, y además, enseñarles a usar la herramienta y señalarles, a cada paso del proceso de trabajo, la cooperación que, para realizarlo, se debe producir con sus compañeros de labor.

Opinión de un oyente: Pero no tiene en qué desarrollarse después de aprender un oficio.

ORTEMBERG: No lo sabemos, porque hoy los chicos no salen de la secundaria sabiendo un oficio, no salen sabiendo la disciplina del trabajo. Desarrollarse es, en realidad, encontrar un trabajo que tenga que ver con el oficio que aprendieron. No es hacer una empresa o cambiar de clase social, sino ingresar a una clase social, ya que hoy son desclasados. Por otro lado, puede ocurrir que con los hijos de los desclasados haya problemas para que acepten trabajar con un proyecto de que con eso van a ayudarse a sí mismos y a sus familias. Eso es cierto porque esos niños que vienen, tal vez, de generaciones de excluidos para quienes el trabajo no tiene ningún valor, no puedan, muchos de ellos, ser incluidos en una propuesta de este tipo. Pero habrán algunos de ellos que sí, a los que les convenza que uno les transmita: “sabés,  de esto que vos producís, van a poder comer vos y también algo le tocará a tu familia”... Hay que ver si no le interesa. Y después, el chico quizás no va  a entrar durante el primer año que se le haga esa propuesta, pero entrarán otros, y viendo a otros, viendo adónde va  el producto, ahí se le puede modificar un poco la cabeza, además, ¿por qué tiene que ser una granja?, puede por ejemplo, reparar computadoras, puede pintar el colegio, etc. Claro, hace falta una autoridad, hace falta algún liderazgo, algún liderazgo que no sea terrorífico, porque ese no va.

Opinión de un oyente: Es muy difícil, porque están viviendo en familias que no tienen una base de trabajo desde su infancia y es muy difícil llegar a ellos.

ORTEMBERG: Es muy difícil, si... pero no imposible. Pero la mayor dificultad en el primer paso no está en esas familias desclasadas, degradadas, humilladas, perseguidas por la justicia, por nuestra moral, por todos nuestros valores. Lo más difícil es dejar de lado nuestros prejuicios, que es la residencia de los valores que al mismo tiempo que sostenemos son la base desde la cual los perseguimos y los raleamos impidiéndoles acceder, por via escolar, a la posibilidad de que incorporen tales valores, por pensar, precisamente, que es muy difícil.

Nada quita que el colegio haga la propuesta y se empeñe en realizarla en un plan de largo aliento, ya que aquí no se puede esperar que los frutos sean ante la primera siembra, tiene que ser un proyecto que dure varios años antes de hacer una evaluación acerca del resultado. Con ese pacto inicial, con esa propuesta a los chicos de incorporarse al trabajo concreto dentro de la coordinación del colegio, como una materia a transmitir pero desde la práctica misma del trabajo, con eso tengo un canal hacia la familia, hacia esa familia que verá una cierta respuesta a sus aspiraciones que le viene desde el colegio. Eso puede ser una respuesta a sus demandas manifestadas de una manera bestial, donde la cachetada la recibe el colegio, porque es la única formación social que tienen al alcance de su puño, ya que al policía no pueden, al rico no pueden, al bien vestido no pueden, al cine que no pueden ingresar no puede, en cambio al colegio sí pueden.

Y ese es un canal del colegio hacia la familia a través de un programa que involucre a los chicos con el trabajo y a la familia con los frutos de ese trabajo y otros proyectos, como sanitarios y de cultura alimentaria. Es un canal hacia la familia que no es represivo, sino colaborativo y voluntario. Esta es  una vía alternativa a las que viene ofreciendo el colegio, porque hay que tener en cuenta que en el colegio hay un orden jerárquico basado en la represión, donde hay sanciones escolares. 

Entonces, para los hijos de estas familias, que con la ley se sienten marginados y perseguidos, no es sencillo ir al colegio. Ahí tiene que haber una forma de llegar que sea en base a ensayo y error. En cada situación será diferente como para que se puedan aproximar. No hay que descartar incluir una especie de Escuela para Padres, donde el colegio les provea de algo de lo que ellos carecen: nociones de salud, higiene, indicaciones de los valores nutricionales de los alimentos que están al alcance de ellos. En este momento no es tan difícil porque hay un despegue económico donde el mercado laboral requiere mano de obra, no vivimos un momento de retracción sino de desarrollo. La dificultad reside más en nuestra cabeza, en nuestros prejuicios y en la organización escolar que está prevista para brindar una educación exclusivamente académica y nada práctica.

Opinión de un oyente: En esa situación, el colegio va a ser una referencia donde esas familias se sientan apoyadas.

ORTEMBERG: Para esas familias, el colegio es la única organización social a la que tienen acceso, de las demás están marginados, es decir, muy maltratados, sean los hospitales, la policía, la Justicia, etc. Además, el colegio es una organización que les impone reglas que aceptan y a las que se supeditan en aspectos que a nosotros nos resultan invisibles pero que en la vida de la gente desclasada, sin un orden externo, sino un orden de supervivencia francamente animal, es un elemento civilizador. En el colegio tienen horarios, se entra a tal hora, se sale a tal hora. Se tienen que amoldar a ese ritmo que es exterior y uniforme: empiezan las clases en tal momento, se terminan en tal otro momento; es de lunes  a viernes, y eso es una ley. Para nosotros es natural porque se naturalizaron en nuestros hábitos, pero a estas familias las involucra en un ritmo que les viene puesto por una instancia social, como es el colegio, es un afuera civilizador para ellos, más allá de lo que el hijo aprenda. En nuestros colegios hay inclusión escolar de manera comparativa, no es que hay una deserción escolar en 70% como puede pasar en Trinidad Tobago. Comparémoslo con esos lugares para  saber qué es todo lo que queda como beneficio invisible de lo que nosotros vivimos como una situación caótica. No es una cosa caótica, es algo que estamos investigando para ver si se pueden resolver sus aspectos negativos, sus aspectos críticos.

Opinión de un oyente: Alguna vez nos tenemos que frenar y mirar a Suecia también.

Otro oyente cuenta un caso particular de su hijo y dice que si la maestra le pone una nota baja, ella le dice a su hijo que está bien, que algo le habrá faltado, y luego habla con la maestra para saber su opinión acerca de por qué su hijo rinde menos de lo que debiera.

ORTEMBERG: Podemos acordar que hay varias maneras de abordar el vínculo con los maestros, pero en todos los casos debemos tener en cuenta que los maestros no son dioses. Hay maestros que son mejores que otros, hay maestros que son buenos y a veces fallan. A un hijo uno le puede decir que si el maestro le puso una nota que no le gustó, es porque no estudió lo suficiente, como también, si nos consta que estudió, que no rindió lo suficiente, pero si nos consta que estudió y que sabía, también reconocer ante el hijo que el maestro no es un dios y que se puede equivocar. Nuestro hijo la puede vivir esa equivocación como una injusticia, y esto también será un aprendizaje para él, porque con eso se va a encontrar en la vida, con situaciones injustas donde a veces podrá intentar cambiarlas, es decir luchar, y en otras deberá resignarse. “Porque la vida, hijo, no es un lecho de rosas, o si lo es, tenés que saber que la rosa tiene espinas”. La injusticia también es un aprendizaje para los chicos. Porque si aspiramos a la justicia, es porque hay injusticia y no podemos luchar en todos los frentes donde esta se produce porque tenemos una sola vida para vivir y esa lucha se la llevaría toda como nos lo mostró el Quijote.

Opinión del mismo oyente: Pero lo importante es que finalmente mi hijo aprendió ese tema, que le gustó, que le interesa el tema y lo logró.

ORTEMBERG. Claro, a veces el bien viene del mal, depende de cómo lo abordemos. Las visiones que podemos tener sobre una misma cosa, sobre un mismo hecho, pueden ser múltiples. La “cosa” que manejamos, es la cosa humana. No somos dioses. Lo digo con la experiencia en los temas de familia

Opinión de un oyente: ¿No cree que las escuelas hoy están un poco solas en el trabajo con los alumnos?. Porque más allá del asistencialismo que pueda realizar el Estado, yo, como directora de un establecimiento, no veo que haya políticas educativas serias, decisiones políticas que apunten a reformar seriamente los problemas, cambiarlos a fondo. Siempre se sobrevuelan los problemas.

ORTEMBERG: Debemos partir de un hecho que es notorio: hay falencias en la política educativa. Pero hay cosas que la escuela puede hacer o intentar hacer sin esperar que venga el Estado en su auxilio. Porque hay falencias se hacen cursos como esta jornada a la que concurren docentes y autoridades escolares, no creo que vengan funcionarios de educación, vienen los que están directamente involucrados en la educación, que están en contacto con los alumnos. Porque hay falencias es que vienen, por ello no se sientan a esperar que el Estado resuelva. Pero aunque no hay que esperar que el Estado resuelva, no hay que dejar de exigirle al Estado que resuelva. Mientras tanto, que cada cual, como el don pirulero, que atienda su juego. O sea: “yo estoy en esta escuela”, tengo que preguntarme “¿que puedo hacer por ella?”... Puedo decir, hablo con esta directora, o con aquella, con otro director, y hacemos un lobby para que consigamos un terreno entre las 5 escuelas, conversar con el capanga de esta zona para que colabore, y si no lo logro, que por lo menos no jorobe, porque también está toda la parte mafiosa de cada lugar, los punteros, los mercaderes de las necesidades. Me muevo, pacto con otros, muevo influencias, voy a ver al cura, al concejal, si puedo al intendente, voy con un plan, lo expongo, y después si consigo que me presten por 5 años un terreno de tantos metros, a ver si los chicos empiezan a labrar la tierra. Veo de organizar, o que alguien organice, un sistema de guardias para custodiar lo que se siembra en el terreno para que no nos roben la lechuga, los garbanzos, las gallinas, las computadoras que conseguimos que las acerquen para su reparación. Me comprometo con otros compañeros, con algunos de los padres para que colaboren con las guardias, con sus hijos. Les digo esto a modo de ejemplo...LUCHEN PORQUE HAYA UNA POLÍTICA EDUCATIVA QUE PUEDA RESOLVER MUCHAS COSAS QUE HOY NO VE. LUCHEN PORQUE ESA POLÍTICA EDUCATIVA INCLUYA LO QUE NOSOTROS VEMOS. Sin embargo el frente concreto de mi lucha  es mi colegio. Tiene 1000 alumnos y sólo tengo 3 profesoras que son un tiro para estas cosas, con ellas hacemos un equipo y craneamos un plan. Pero para hacer un plan debemos hacer un relevamiento del campo: ver de qué hogares proviene los chicos, cuántas son las familias monoparentales, hasta dónde se puede saber la intimidad de las familias de los alumnos, cómo son las familias de los docentes y las autoridades escolares, etcétera. Se puede, por ejemplo, y esto lo digo a modo de sugerencia, agregar en los formularios de inscripción en cada ciclo escolar algunas preguntas que sean para información del colegio, cuántos hermanos son, cuántos habitantes hay en la casa, qué comodidades tienen, quiénes trabajan, qué profesión tienen, cuántas comidas hacen diariamente, cuántas camas hay, cuántas mesas y sillas, todo esto discretamente... digamos, que sea una estrategia. Alianzas con algunos padres, no con todos, sólo con los que se muestren solidarios, no forzarlos y ni hacerles recriminaciones morales.

Opinión de un oyente: La situación no va a cambiar mientras que no hayan políticas educativas. Yo creo que si las escuelas hoy están como están, es gracias a las maestras que hacen todo el esfuerzo que usted está diciendo para que las escuelas no se caigan abajo. Las maestras, que generalmente son mujeres o madres, y encima deben ser asistentes sociales, porque hay muchas maestras que van casa por casa, o hacen reuniones extras fuera del horario escolar, para ver cómo están los chicos. Y eso es una función del Estado que debiera asignar asistentes sociales porque si no, caemos en la flexibilización laboral donde la maestra se hace cargo de todo. Las políticas educativas deben estar en función de las necesidades de las escuelas y es algo que el sistema educativo no cubre, porque si el sistema educativo se mantiene en pie, es gracias a las maestras, maestros y profesores que tratan de hacer lo mejor posible, pero lamentablemente no es suficiente y la ausencia del Estado se refleja en las carencias que vemos en los establecimientos educativos, donde el Estado no da la alimentación mínima, ya que sólo hace entrega le de cincuenta centavos por alumno a los comedores y no instala gabinetes psicopedagógicos que necesitan esos chicos. Dan computadoras a escuelas que no tiene luz. El Estado es un gran aparato ciego. El Estado no se hace cargo de las carencias, no tiene interés en que cambie nada.

ORTEMBERG: ¿Para qué estamos aquí entonces?

Misma Oyente opina: Sin embargo hay un tema que dificulta las acciones que podemos desarrollar los docentes, y es el tema de la responsabilidad. Si un chico viene mal a la escuela, la maestra no  lo puede sacar y llevar al. hospital. Si lo hace le pueden iniciar un sumario

ORTEMBERG: Esta jornada no puede solucionar lo que el Estado no cubre, sin embargo es una jornada de capacitación. Así como hay muchas cosas que el Estado no hace, hay muchas cosas que se pueden hacer, incluso muchas de las cosas que se están haciendo se pueden hacer de otra manera. Las maestras, maestros y profesores, como también las autoridades de la propia escuela, ponen su trabajo en actividades vinculadas al asistencialismo, es decir, cubren emergencias...”Tenés hambre, te doy de comer...tenés sed, te doy de beber, no tenés útiles, te los doy”. Son acciones generosas, son acciones de amor, es jugarse por los niños, pero, debemos admitirlo, no modifican las causas. Acá el intento de este curso es ver como el mismo esfuerzo puede apuntar a las causas, por supuesto que en la medida de las posibilidades de cada escuela, de cada colegio. Entonces, de lo que se trata es que las acciones tan generosas y altruistas que realizan tengan una estrategia, no sólo que sean una táctica espontánea, respuestas inmediatas, que es resolver la carencia que se ve. Ir más allá de lo que se ve para ver si se puede incidir en las causas para que esto que se ve, tenga una pequeña modificación, sin dejar de reclamar al Estado lo que el Estado no brinda y debiera hacerlo. Para reclamar al Estado lo que el Estado no cumple no hace falta que nos reunamos aquí, no hace falta capacitación, no hace falta nada de eso. Hace falta hacer lobby para que el Estado cumpla. Digo, entonces, el lobby hay que hacerlo, mientras tanto el trabajo que se pone  en este momento en el asistencialismo, que tenga un plan que vaya más allá de ese asistencialismo, con el mismo tiempo, o por ahí con menos, porque cuando hay organización se requiere menos tiempo. Hacer las cosas de tal modo que vayan un poco más allá de la buena voluntad de la maestra... el chico tiene hambre, la maestra le trae un vaso de leche...

Opinión de un oyente: ¿Cuál es la función de la escuela?

ORTEMBERG: Enseñar, enseñar conocimiento y también valores, y  el trabajo y la solidaridad son valores que hoy no transmite el colegio y que debiera incluirlos porque han sido erradicados de la sociedad civil  El profesor no sólo enseña contenidos, enseña también valores. Con esa modalidad intentar que entre la conciencia del trabajo, de la solidaridad y, con ellos, el sentido de la autoridad con el sesgo democrático al que antes hacían alusión. No hay trabajo colectivo sin disciplina. La disciplina implica reconocer las diferencias.

Opinión de un oyente: Hay que crear conciencia de que el Estado también es violento cuando no contiene situaciones en escuelas marginales... esto va más allá de la capacitación de los docentes.

ORTEMBERG: La situación que estamos tratando en este momento del debate es, justamente, ver que podemos hacer cuando un Estado no acompaña. El supuesto de este encuentro es justamente qué hacemos frente a esta situación.  No nos olvidemos que hay una institución, la escuela, que funciona medianamente y que hace incluso más cosas de lo que establece la enseñanza oficial.  Como hace más cosas, hay otras cosas más que se pueden hacer, como hay cosas que se hacen y que se pueden hacer mejor. En este debate se expusieron ideas que acerca de lo que es posible hacer y que se pueden tomar para llevarlas a la práctica, como asimismo que en la currícula escolar deben incluirse valores de manera explícita como objeto de la enseñanza, valores que se perdieron en la sociedad.

Opinión de un oyente:  Usted dice que además que reclamarle al Estado hay que reclamarnos a nosotros mismos como sociedad, ya que nosotros los dejamos solos al docente, hay que reclamarle y buscar colaboración a los padres, a las cooperadoras, a los profesionales dentro de sus colegios, a la universidad.

ORTEMBERG: ¡Muy bien! ¡Muy bien!

Opinión de un oyente: Yo creo que la cosa está en comprometerse, ¡realmente comprometerse! ¡¡¡Acá veo más abogados que maestros!!! Eso me llama la atención. ¡Los docentes que están acá están realmente por vocación! ¡Cuando uno quiere y se propone, unidos se puede!

ORTEMBERG: Hizo bien en pedir la palabra (risas)

Un oyente cuenta su experiencia personal. Concluye en que hay que abrir diferentes redes para movilizar la indiferencia de algunos sectores y de mostrarles que entre todos, toda la sociedad más allá de la ausencia del Estado, se le puede dar la solución o, por lo menos, brindar un poco de alivio.

ORTEMBERG: Es importante escuchar el intercambio de experiencias para ver qué podemos hacer nosotros en caso similares!

Debate posterior a la 2ª. Parte: La Mediación Como Alternativa

ORTEMBERG: El mediador no siempre tiene que ser una persona de la escuela. Puede ser de la escuela o de otro lugar. Pero la escuela tiene que tener su equipo de mediadores para que atienda los conflictos de los maestros, profesores, alumnos, autoridades del establecimiento. Lo razonable es eso. Pero a veces puede ser necesario solicitar la colaboración de un mediador externo.

Opinión de un oyente: Lo aconsejable sería entonces que cada escuela tenga su grupo de mediadores...¿y puede estar integrado también por alumnos de  cursos superiores como mediadores? Se los podría ir formado desde segundo año para tener también aliados entre los alumnos.

ORTEMBERG: Es indispensable que haya mediadores alumnos, docentes y funcionarios. En el caso de los mediadores alumnos debiera formar parte de la curricula escolar. Todos los alumnos debieran pasar por ese aprendizaje ya que en esta enseñanza el alumno aprende a conversar con fundamento, que es escuchando para comprender los conflictos teniendo en cuenta las causas. Es, entonces, no sólo aprender a resolver pacíficamente los conflictos, es también el aprendizaje de la conversación. El mediador alumno posiblemente conoce más profundamente cómo son los otros chicos como para poder incidir como mediador de los conflictos entre ellos con muy buenas herramientas que quizás el profesor o el funcionario escolar no tenga. Además, es un aprendizaje que se puede socializar más allá de la escuela. En cambio, si los alumnos solo van a ser convocados cuando tengan un conflicto con sus compañeros, su aprendizaje es más limitado. Se aprende la mediación cumpliendo todos los roles, de parte, de mediador y como acompañante de parte. Esto depende de cada colegio. Es conveniente también que en la mediación pueda intervenir como mediadores más de un alumno cuando los involucrados en el conflicto sean de niveles diferentes. Por ejemplo, si es un chico de tercer grado y otro de sexto, lo interesante sería que hayan dos mediadores, uno de cada grado. Después, si es entre un chico y una maestra, es conveniente que en la mediación intervenga un alumno y un docente. Si es entre un chico, una maestra y el padre de uno de los alumnos, es conveniente que en la mediación hayan mediadores de cada, digamos, estamento, es decir, un padre, un maestro, un alumno, una autoridad de la escuela.

Si la mediación se va a ejercer tratando de no quedar encandilado por lo que se manifiesta sino tratando de analizar las causas, implica hablar con cada involucrado en la crisis de violencia de manera abierta para saber de dónde deviene la conflictiva de cada uno de los involucrados y podemos llegar darnos cuenta que había un hogar desquiciado porque el padre se quedó sin trabajo, podemos llegar hablar de un hogar donde se padeció una violencia transferida a esa crisis que se dio en el colegio. El solo hecho de poner a la luz, es decir en palabras, las causas ocultas de la alteración de los involucrados que pudo haberlos llevado a la crisis de violencia entre ellos, es aliviar esa causa. Esto no significa que la problemática de cada parte la tenga que saber la otra, a quien se debe iluminar es a cada parte sobre la problemática oculta que transfirió al hecho violento que se somete a mediación. De este modo se intenta transferir la energía depositada en el conflicto por el cual se hace la mediación, a la asunción, al reconocimiento de un foco de presión, de violencia, que puede tener que ver con cada uno y que nada tenía que ver con ese conflicto. Esto alivia las tensiones y ayuda a la persona que acepta la mediación a cambiar su estado de ánimo con el otro. Es como cuando subimos al ómnibus y maltratamos al chofer por algo que nos hace, donde nuestra reacción no hubiera sido esa si esa mañana, justo antes de ir a tomar el ómnibus, mi hijo no me hubiera hecho renegar cargándome de bronca que, después, no pude evitar transferirla a ese inconveniente con el chofer. Estas transferencias de violencia es lo que se llega a ver cuando se puede realizar la mediación ayudando a cada involucrado a reflexionar en las causas invisibles de la violencia manifiesta.

Entonces, si podemos llegar a establecer la mediación de un modo activo en los colegios, con mediadores de todos los estamentos capacitados para ejercer sus funciones ante cualquier conflicto en todos los niveles de la población de ese colegio, alumnos, padres, maestros, autoridades, sería una modificación muy importante. ¿Por qué? Porque con la mediación socializaría que los conflictos entre las persona se resuelvan sin la fuerza, cuando el mayor logro de nuestra socialización fue que los conflictos no se resuelven con la fuerza de los particulares sino mediante la fuerza monopolizada por el Estado.

 Lo que hasta ahora logramos como civilización no es prescindir de la fuerza, sino transferirla a favor del Estado que ejerce el monopolio de ella. La mediación da un paso más en cuanto lo que se intenta es  que no haga falta recurrir a la fuerza del Estado para resolver nuestros conflictos. Es, como ven, la posibilidad de establecer una nueva base cultural, un nuevo paradigma.

Opinión de un oyente : ¿Está bien que un alumno sea mediador en un conflicto que se da entre maestro y alumno? Porque el alumno sale y sigue siendo alumno...la mediación no debería ser entre iguales?

ORTEMBERG: No! No es entre iguales. En la mesa de negociación se tienen que ver las diferencias. En lo que se equiparan es en la posibilidad de conversar, pero el alumno sigue siendo alumno y el maestro. El hijo ¿tiene los mismos derechos que el padre? No, el responsable del hijo es el padre y no al revés. Esto no significa que entre el padre y el hijo no pueda existir una conversación y que el padre trate con respeto a su hijo. En un conflicto entre un maestro y un alumno se tiene que atender las diferencias y los límites. En la mesa de negociación el alumno se queja de que por ejemplo, un docente no le reconoció el esfuerzo al realizar una tarea, y le puso un “visto” nada más. Ahí se intenta ver el reconocimiento del alumno como alumno por el docente. El reconocimiento de la diferencia. El tema es que se confunde las diferencias con el poder. La diferencia no es el poder. Se confunde la autoridad con el poder. La autoridad del docente, está dada por el saber y si el alumno no reconoce esa diferencia, el alumno no es alumno y no aprende. Si es igual la opinión del alumno respecto del tema que el docente maneja, que la opinión del docente, el alumno no es alumno y el docente no es docente. El proceso de mediación es poder reconocer las diferencias, eso ayuda porque si no hay diferencias, no hay pacto. La mediación no iguala a las partes, permite discernir lo que cada una es en relación al conflicto, lo que cada una tiene o las causas por las que cada una actuó como actuó, y distinguir cómo pudieron haber actuado causas que llevaron su tensión al hecho del conflicto por lo cual lo generaron. La mediación es un proceso de reconocimiento, se supone que cuando hay un conflicto crítico donde no lo pueden resolver las partes, están desdibujadas las diferencias y no se puede diferenciar la razón de la fuerza, entonces, predominando este aspecto, el que tiene más fuerza para pegar es el que tiene la razón y no es así, o por lo menos no debe serlo y la mediación es el instrumento para materializar el predominio de la razón en sustitución de la fuerza o del litigio. El proceso de mediación  realmente lo que se propone es una conversación entre gente civilizada, donde “nos podemos poner en el lugar del otro” “en los zapatos del otro”, como dicen los que lo difundieron originariamente. ¿Eso qué significa? Poder reconocer al otro como tal otro y, por lo tanto, como diferente a mí.. Pueden decirse cosas entre alumnos y docentes, teniendo en cuenta las diferencias y con todo respeto entre si. Es un aprendizaje recíproco. Debemos a su vez partir de la base de que NO SABEMOS QUIEN TIENE LA RAZÓN. Vemos en el proceso de mediación, la construcción de un diálogo que habrá de poner a cada uno en un lugar donde no se podrá decir posiblemente que alguien tiene la razón. Además fíjense que la palabra razón, es usada como causa “por tal causa” o “por tal razón” son frases sinónimas. Muchas veces el chico, el docente, el funcionario,  puede ser víctima de situaciones que no podemos comprender sin ver las causas.

El mediador tiene que ser alguien reconocido como tal. Tiene a su vez que ser elegido por las partes, eso es un elemento muy importante, lo tienen que aceptar todas las partes del conflicto.

Opinión de un oyente: Hay que tener en cuenta que a veces no se va a tener la posibilidad de optar, porque quizás esté a disposición en el Colegio un solo mediador.

ORTEMBERG: En ese caso optaremos entre que se haga o no la mediación. También la misma mediación tiene que ser aceptada por aquellos que están involucrados en el conflicto. Para que sea aceptada tiene que haber un esclarecimiento acerca de los beneficios de la mediación. No nos vamos a poner en una posición manipuladora incitando a quien no sabe qué es la mediación para que la acepte, porque sería incurrir en un acto de fuerza para que el otro haga lo que yo quiero, que es lo que la mediación intenta que no ocurra entre las partes, como parte esencial de su metodología de trabajo. La mediación no es una religión ni un partido político, a su aceptación no se llega por la fe o la pasión, aunque se ponga pasión en su implementación. Debe ser una práctica en la cual haya una enseñanza, por su misma implementación, de respeto hacia el otro. Y respetar es también que intentemos que el otro comprenda su situación y también la situación de su otro. Se busca entonces comprensión y esta búsqueda debe presidir también la comunicación de esa metodología, intentar que si el otro la acepta es porque comprende el proceso que se le propone con la misma. Para que la mediación se acepte, hay que informar sobre la misma, explicar que la justicia no se ejerce por mano propia, que en la sociedad hay instituciones, como los juzgados que resuelven los conflictos llevan un largo tiempo, esfuerzo y dinero, cuyo resultado puede ser favorable o desfavorable y que, aun siendo favorable, a veces no se consigue obtener lo que la sentencia nos reconoce. Por este afán de respeto y aclaración de su metodología que debe presidir la práctica de la mediación, muchos mediadores explican a las partes, como paso previo al proceso de mediar, en qué consiste esa metodología. Sin embargo eso no significa que todos tengamos que ejercer la práctica de la mediación de la misma manera. Las maneras de encarar la mediación son diferentes. Hay más de una postura. Yo estoy explicando una postura que sostengo, que es la de ir a las causas. No es la que predomina. La postura que predomina es la que intenta equiparar el poder entre las partes y analizar de manera circunscripta la emergencia del conflicto como factor central de la conversación entre las partes. No va a las causas profundas sino las empíricas correspondientes al fenómeno manifiesto del conflicto, a la emergencia de la crisis. La que estoy difundiendo parte de las MANIFESTACIÓN Y TRATA DE DESENTRAÑAR LAS CAUSAS EN TODOS LOS  INVOLUCRADOS. Pero no las causas de la historia entre los involucrados exclusivamente. SINO LAS CAUSAS INDIVIDUALES, aquello que pudo haber llevado a cada uno de ellos a la emergencia crítica del choque que tuvieron. Y cada uno de los involucrados puede ser alumno, profesor, autoridad escolar, padre de alumno. No es condición de la mediación que el conflicto a tratar sea sólo entre integrantes del mismo estamento, puede ser un conflicto entre dos padres y un funcionario, entre alumnos y docentes, etc. En la mediación, se descubren cosas que tiene que ver con la subjetividad de cada involucrado y que va más allá del conflicto, para esto el mediador debe tener paciencia, que ponga entre paréntesis sus ideas y la manera en que juzga el caso. Tiene que ser imparcial. Poner entre paréntesis lo que para él es justo. Tiene que abrir el campo de cada uno, ayudar a las partes a pensar para que se pueda resolver esa crisis de tal manera que se tenga en cuenta la subjetividad de cada uno. Esos son los casos en donde es posible que la crisis nos se repita porque la fuerza que llevó a esta crisis que puede pertenecer a otros campos, vuelvan a esos campos y no se manifiesten nuevamente en el que se manifestó y que llevó a la mediación. Se hace con ello frente al factor perturbador de la propia historia que no estaba presente para la persona que padeció esa crisis cuando, por ejemplo, la maestra trató mal al chico.

Opinión de un oyente : ¿Qué debe entenderse por autoridad? ¿cuál es el modelo de autoridad propuesto?

ORTEMBERG: Es una pregunta que nos llevaría mucho tiempo y quiero seguir escuchándolos también a ustedes, así que disculpen, pero voy a responder haciendo unas pinceladas solamente.

Todos sabemos que hay modelos de las formas de ser de las personas en base a los cuales nosotros mismos, en nuestro crecimiento, los vamos incorporando como rasgos de nuestra personalidad. Por modernos que nos consideremos debemos señalar que estos modelos que nos “modelan”, son antiguos. Por ejemplo, hablamos de igualdad, que es un modelo social, y decimos que terminó el feudalismo y que todos somos sujetos de derecho y que en caso de conflictos familiares hay que reconcer los derechos de todos los involucrados, tanto mujeres, hombres o niños, adultos mayores, enfermos, etc. Lo mismo pasa en el ámbito social, donde, por ejemplo, hablamos de democracia, y nos vanagloriamos de los beneficios que gozamos con la misma en comparación con otras épocas, ya pasadas, en que habían monarquías que podemos compararlas con las tiranías actuales. Sin embargo, tanto la noción de igualdad como la de democracia, son conceptos que provienen de la antigua Grecia donde se ejercieron las maneras originarias de los mismos entre los ciudadanos varones libres de sus polis. Así, del mismo modo que para hablar de estos modelos tenemos que reflexionarlos desde una historia que viene de mucho tiempo atrás, para pensar la noción de autoridad debemos hacer el mismo recorrido.

Cuando hablamos de la autoridad, la influencia no viene  tanto de los griegos como de la Biblia. La Biblia tiene en nosotros un efecto superior del que nosotros suponemos porque creemos que para que la Biblia nos influya tenemos que ser creyentes. No es así. La Biblia influye también en los no creyentes ¿por qué? ¿Porque la Biblia dice la verdad? No, no es por ello. Veamos: Nuestra forma social actual proviene del feudalismo y durante el feudalismo habían tres lenguas fuertes: el latín, el griego y el hebreo. Los  descendientes del Imperio Romano Occidental usaban el latín, los Imperio Romano Oriental el griego y además de estaba el hebreo que no sólo lo usaban los descendientes de los judíos, sino los de ambas romas, porque era el lenguaje originario de la Biblia que los dos imperios sostenían e imponían a todas las comunidades de Europa bajo su dominio. El contenido de la Biblia y su gran influencia sobre estas tres lenguas, fue la herencia tanto de modelos sociales como familiares e individuales más importante que recibió el feudalismo, de la antigüedad.  Esto nos habla de que los modelos que están en la Biblia llegaba a todos los pobladores de las comunidades de prácticamente toda la Europa medieval. ¿Cómo les llegaba a la gente los modelos bíblicos? A través de los párrocos. En efecto, una vez por semana la gente iba a la iglesia y el cura les daba el sermón, escuchaba sus confidencias y les decía lo que estaba bien y mal. Con él conversaban, era el que decía que debían ser como estaba escrito en la Biblia. Y esto fue así ¿durante cuántas generaciones? ¿50? ¿100? Digamos muchas, muchísimas, como para que todas las familias llegaran a incorporar como modelo organizativo de su vida, el que establece LA BIBLIA. Estos modelos, a su vez, eran transmitidos por los adultos que lo recibían del párroco, a sus propios hijos desde el mismo nacimiento ¿Cómo? Incorporándolo a su manera de ser, de manera consciente y también inconsciente. A medida que transcurrían las generaciones los modelos bíblicos fueron modelando las maneras de sentir y pensar de las personas. De este modo los hijos, desde el instante mismo de nacer, iban armando sus dispersos instintos a imagen de las maneras de sentir y pensar de sus padres, que eran los que estaban para criarlos, de quienes tomaban los modelos que ellos tenían incorporados. Así de fácil, como lo podemos ver hoy cuando criamos a nuestros hijos. Así se nos transmitieron todos los valores que hoy conforman nuestra moral: la culpa ante actos censurados, los diez mandamientos, la noción de lo prohibido, de lo debido, del pecado, etc. Esto quiere decir que la Biblia tiene una influencia enorme en todo lo que nosotros sentimos. La noción de autoridad también.

Antes de abordar el tema de la autoridad debemos preguntarnos para qué sirve la autoridad. La respuesta es elemental: para que la gente acepte hacer ciertas cosas y acepte no hacer otras cosas. Es decir que el trasfondo que es condición de que haya una autoridad es que hay conductas que están prohibidas y hay otras que son obligatorias. Si nos acercamos a la Biblia para ver cuál es el modelo de autoridad que la nos muestra, tenemos que el primer modelo, tal vez el único del que pueden derivar todos los demás, es la del Dios, que es Jehová: “Hágase tu voluntad” Es decir que lo que se debía hacer y lo que estaba prohibido se atribuye a la voluntad de Dios. Porque El quiere es que esto debo hacerlo y aquello otro no debo hacerlo.

¿Y si hago lo que no debo o no hago lo que debo, qué ocurre?

En esta pregunta hay dos modos de ser de Jehová que son los dos modelos de autoridad hoy vigentes, una corresponde al modo de ser de Jehová antes de los 10 mandamientos y otra a partir de éstos.

Antes de los 10 mandamientos, aquellos que infringían la voluntad de Jehová merecían la pena que Jehová le aplicaba, y esta pena no se sabía de antemano ya que dependía exclusivamente de su voluntad. Así vemos variantes de sanciones que van desde transformar al infractor en sal, hacerlo maldito por 7 generaciones, la muerte, el incendio de ciudades, etc. Las sanciones de este Jehová, eran terribles, no era como ahora que hay una ley que establece cual es la sanción para determinado delito con especificación del delito y la medida de la pena. No era así para nada. Y cuál era la voluntad central de este Jehová: que sólo se lo adorara a él y a ningún otro Dios. Es decir, que exigía obediencia a él por el amor que Dios se tenía a sí mismo. Un modelo de autoridad egoísta y autoritario, en cuanto la ley era la voluntad del Dios y la sanción era la que establecía esa misma voluntad. A cambio de esa obediencia de amarlo sólo a El, esas tribus nómades habrían de recibir el mayor beneficio al que podían aspirar: El les iba a dar tierras para que pudieran permanecer en ellas para siempre. Es decir los habría de transformar de nómadas en sedentarios.

Este es el modelo autoritario donde la ley es la voluntad de la autoridad que lo único que exige es que sólo a El se lo ame. “Me obedecerás porque yo quiero, y lo que quiero es que me ames”  Es decir que lo que impongo al otro es por amor a mí mismo.

Otro modelo, es el modelo que pone límites a las personas que no provienen de la voluntad de la autoridad, sino de la ley, y que se establecen por amor a las personas y no por amor a quien ejerce la autoridad. Es el modelo que nace de los diez mandamientos. Con los 10 mandamientos lo que se establece es cómo deben comportarse los humanos entre ellos, ya que uno sólo de ellos habla de la veneración que exige Dios para sí mismo, mientras que los otros nueve se refieren a los límites de las conductas de los humanos entre ellos, para que puedan convivir. ¿Cómo ejerce la voluntad Dios en este caso? Creando esta ley en beneficio de la relación entre los humanos. Su voluntad, ahora, se transforma en el custodio y garantía de una ley que ya no varía al capricho de su voluntad. Esta ley que su voluntad estableció está por encima de su voluntad a partir del momento en que la ley queda establecida.

Nace así LA LEY DEL TALIÓN.  La “ley del talión”, fue un avance de la humanidad, tanto, que es la que nos rige hoy. El que mata, será sancionado con 25, 30 años de prisión. La ley del talión es eso justamente: “ojo por ojo”  “diente por diente”. De los 10 mandamientos hay uno sólo que exige el amor exclusivo a Dios, los demás regula la vida de los hombres.

En este segundo momento, Jehová buscaba otra cosa de los hombres, pasó de ser el que buscaba ser adorado por los hombres, al que pensó en qué es lo que más convenía a los hombres. En este segundo momento su voluntad estuvo en función de ellos, para que los hombres pudieran vivir en paz les indicaba cómo debían comportarse fundamentalmente entre ellos. Aquí el amor fue de Jehová hacia los hombres, lo que se llama amor al prójimo.

En el primer Jehová, había amor a si mismo.

En el segundo Jehová, hay amor hacia el otro.

Con la autoridad actual pasa eso mismo que vemos en estos dos modelo bíblicos. El autoritario, es el que exige obediencia por amor a si mismo, que se cumpla “mi voluntad”, ¿por qué?, porque si, porque quiero, porque de lo contrario, te sanciono.

El otro, lo hace por amor al prójimo, y además es alguien que se somete a la ley que transmite, no que está por encima de ella. Además la ley es escrita, Jehová, ya no es la voluntad que se impone. Ya son 10 mandamientos que están escrito para siempre.

Esta es nuestra herencia de vida que proviene de la religión, esta es la herencia de lo que para nosotros es autoridad. Por un lado la autoridad despótica y por el otro la autoridad que proviene del amor a los que están bajo mi autoridad, que es de reconocimiento de las conveniencias del prójimo, es decir, de las diferencias. Ejemplo: en esta última manera de autoridad es lo que los padres debemos hacer por nuestros hijos en la concepción actual: los límites que les ponemos están en función del interés del niño.

Esto es un breve intento de transmitirles que entiendo por autoridad cuando hablamos en el campo de la mediación, para diferenciar la despótica, de la que reconoce las diferencias. En la mediación como ya lo dije, las partes son las que tiene que aprender las diferencias entre ellas, con la ayuda del trabajo del mediador.

La mediación, no debemos olvidarnos, no consiste en un solo acto, ya que puede requerir más de una reunión. También debemos recordar que la mediación no necesariamente debe dar como resultado un acuerdo entre las partes. Puede fracasar, puede dar un acuerdo parcial. En fin, es una labor humana cuyo resultado no necesariamente lleva al puerto anhelado. Pero sea cual sea el resultado de cada caso particular, siempre dejará el aprendizaje de que se pueden resolver los conflictos por medio de la conversación, en la cual, la autoridad del mediador se ejercerá en función de las partes y no en función de la voluntad del mediador.

Es un aprendizaje que da un paso más del que se dio cuando se creó la Ley del Talión, que puso un límite a la voluntad del poderoso, sea Dios, el rey, el señor feudal, el padre de familia. El nuevo paso es la renuncia a la fuerza que implica el talión, donde al que hizo lo prohibido se le sanciona en la medida de su infracción y para ello se debe recurrir al juez.

La metodología que intenta difundirse con la mediación es la posibilidad de tener un nuevo recurso para resolver los conflictos que es más humano que el que estableció la Ley del Talión.

Opinión de un oyente: ¿Qué hace uno frente a la situación de que llega al colegio un chico golpeado ¿denuncia? ¿recurre al mediador? ¿qué hace?  La mediación ¿queda del ámbito escolar puertas adentro o puede intervenir en estos casos?

ORTEMBERG: En primer término hay una obligación que establece la ley positiva. Si la ley dice que hay que denunciar, se debe hacer. Pero debemos saber que esta intervención de los organismos penales difícilmente acaben con el problema, o sea, difícilmente puedan hacer cesar la violencia. Normalmente la violencia que se ejerce al chico proviene de la familia. Entonces, mientras esa manera de vincularse no se modifique, esa violencia es posible que ese repita, porque la autoridad judicial interviene con un criterio sancionatorio. Y una sanción no modifica la conformación violenta de los vínculos familiares.
En el caso de que la escuela cuente con un equipo de mediación es conveniente de que vea la forma de poder intervenir, sin perjuicio de que lo haga en paralelo de la vía penal, porque es muy importante intentar ver cuáles son las causas para poder incidir en ellas. Hay que tratar de ver la conflictiva familiar e intervenir, si la familia consiente, para destrabar en lo posible ese nudo de violencia. Entonces el abordaje es doble: si la ley indica que hay que denunciar, hacerlo, pero si hay equipo de mediación en la escuela actuar también, no esperar que la justicia resuelva algo que la justicia no está preparada para resolver, que es cómo evitar la perpetuación de la violencia.

Un oyente cuenta una experiencia como docente en la cual no denunció la situación de violencia porque era exponer mucho a todos. Citó al padre y habló con él y descubrió que no había violencia. Si hubiese hecho la denunciado las consecuencias hubieran sido muy graves.

ORTEMBERG: Hay que tener también en cuenta nuestros condicionamientos psicológicos ante la violencia. Tenemos incorporado el principio de la Ley del Talión donde lo primero que este principio nos hace sentir es que el violento debe ser sancionado. La misma palabra “denuncia”, tiene una connotación penal. No debemos olvidar que la sanción no contempla la estructura familiar y su aplicación puede producir un estropicio. Ejemplo: un chico violado por su papá, metemos preso al padre... el chico, ¿qué hace?, se muere de hambre...la sanción no da una solución que contemple las interrelaciones familiares que es lo que en la mediación se debe tener en cuenta.

Otro oyente cuenta experiencia en una escuela en que se encontraban chicos que eran utilizados por sus padres para la prostitución... entonces se utilizaron diversas vías para que dejaran de hacerlo: amenazas, denuncias...

ORTEMBERG: ...¿Alguien habló con el padre?...Lo que tenemos que tener en cuenta es que la vía judicial tradicional no resuelve estos casos. No sabemos si por una vía alternativa como la mediación vamos a poder resolver algunos aspectos del conflicto como el futuro de esos chicos, pero habría que intentarlo. Además, estamos habituados a considerar verdaderas las afirmaciones que una de las partes nos transmite, como si fuera la verdad revelada. Es un error. Siempre hay que hablar con la otra parte, hay que escuchar la otra campana. No se trata de conocer la verdad sino qué pueden acordar las partes para resolver o modificar el conflicto o sus efectos. La mediación no se propone desentrañar la verdad acerca del conflicto sino ayudar a las partes a pensar para que puedan acordar una nueva manera de conversar entre ellos que les permite un acuerdo en los casos de que se haya producido una crisis, o para rectificar los acuerdos arribados en un proceso de mediación anterior. Yo recuerdo que en varios cursos que dí los alumnos tenían mucho rechazo al violento. Decían cómo puede ser que se lleve a mediación al violento,  consideraban que no se les podía brindar esa posibilidad. Ante estas actitudes yo les ponía ejemplos para  mostrarles que no hacer la mediación por el rechazo de “premiar” con ella al violento, perjudicaba a la “víctima”, ya que tratar esos temas en la vía judicial es mucho peor porque se ventilan intimidades que suelen ser horribles y además, es más caro y dura muchísimo más tiempo. El criterio de buscar la sanción, no beneficia a la víctima como sí la beneficia llegar a un acuerdo usando, si es necesario, la mediación, que en uno o dos meses puede resolver el conflicto. Entonces, en estos casos en donde nos dicen que el padre llevaba al hijo a prostituirse, nosotros pensamos que, si es cierto, es un degenerado. ¿Esto tiene que impedir que lo escuchemos? ¿con la versión que tenemos ya hay plena prueba de esa afirmación?  Supongamos que hablamos con el padre y efectivamente confirmamos que el padre manda a sus hijos a prostituirse. ¿Nos limitamos a tratar de que vaya preso? En ese caso ¿Qué pasa con la manutención de los hijos si ese degenerado va preso? ¿No puede contribuir esa conversación con el degenerado a ver con quién o quienes podrían ir los chicos para que reciban amparo? ¿No podría contribuir incluso con aporte alimentario para los chicos si colabora el degenerado para que un pariente tenga la guarda judicial? ¿Qué nos hace pensar que un degenerado es sólo un degenerado y que esa es la única dimensión de su persona? Obviamente estos temas no puede tratarlos todo el mundo. Debe hacerlo alguien que tenga estómago como para aguantarlo. Cuando buscamos las causas descubrimos muchas cosas. Por ejemplo, ¿qué pasa si ese padre con la crisis del 2001 perdió trabajo y era un buen trabajador, tuvo luego de eso depresión, lo internaron en un loquero y salió sin recuperarse? ¿Por qué tenemos la inclinación a hacer juicio y condenar a una parte sin haberla escuchado? ¿Por qué actuamos como si fuéramos ese Jehová omnisciente cuando una versión que escuchamos a una de las partes toca una fibra moral nuestra que nos impide intentar algo que tenga que ver con la objetividad, como es escuchar la otra campana?

El tema es que cuando la violencia se nos aparece, sobre todo si es sexual, nos vemos incapacitados para seguir una mediación. No es fácil abordar el tema de la mediación en los casos de violencia. Sin embargo, es conveniente poder hacerlo. Es conveniente tener un entrenamiento para adiestrar el estómago que hay que tener en estos casos. No todos van a estar dispuestos a hacerlo, porque nosotros más bien somos proclives a que ese degenerado vaya preso. La ley es insuficiente para abordar ese problema en beneficio de la familia o la parte desprotegida de ella, lo que busca es que el padre que hace eso vaya preso. No digo que la mediación lo resuelva, pero es una posibilidad de ver si su utilización puede beneficiar la situación de los niños que la ley desampara.

Podemos pensar que el ejemplo dado presenta un conflicto irresoluble. Aun así no hay que acobardarse y, si hay oportunidad de mediar, es mejor hacerlo. Hay un autor, Arnold Toynbee, un filósofo de la historia, que explicó que sólo fundaron civilizaciones aquellas comunidades en donde hubo situaciones adversas y que las pudieron resolver. No hubo civilización ahí donde no tuvieron situaciones adversas. Es decir que la adversidad es algo que, o me puede destruir o lo puedo resolver y en cuyo caso me hago más fuerte. La normalidad del individuo es igual. 

 La condición humana es una situación en donde el conflicto es esencial. Somos animales contrariados en nuestros instintos. Para ser humanos, nosotros tenemos que renunciar a muchos aspectos de nuestra tendencia instintiva. Eso es un conflicto.

Hay veces que el conflicto hace crisis. En este momento estamos en el tema educativo, ante situaciones conflictivas que hicieron crisis. Eso no significa que todas las cosas están hechas mal, eso significa que como están hechas las cosas son insuficientes para abordar los nuevos problemas, y estos nuevos problemas tienen implicancias potenciales muy positivas, como todas las crisis.

Los niños hoy son muy inteligentes. Los padres tenemos que hacer el esfuerzo para poder seguir las conversaciones que ellos nos proponen y no sólo por el tema de que manejan las nuevas tecnologías que para nosotros son Chino, sino también por las ideas que tienen. Tenemos problemas también porque no podemos ponerles ciertos límites. Hoy no podemos decirles, como nos decían nuestros padres o los abuelos a nuestros padres: “vos hace lo que yo digo”, donde el chico no podía hacer ningún planteo y se las tragaba y se neurotizaba. Ahora ese límite se corrió porque nuestros hijos son sujetos de derecho y nuestra autoridad ya no puede ser despótica porque él es persona y no un apéndice de nuestra voluntad. Y eso es bueno. Nos preguntamos ¿Cómo ponemos los límites? Por qué nos hacemos esta pregunta. Porque nuestros modelos son los límites que nuestros padres nos ponían a nosotros y esos modelos hoy no sirven, son modelos de padres terroríficos que debemos rechazar. Estamos en un tránsito entre un modelo de padre que hoy no es aceptable ni por nosotros y nuevos modelos que se están produciendo pero que aun no se produjeron. Hoy los chicos tienen una libertad para ser que nosotros no tuvimos y eso les permite un mayor despliegue de inteligencia. Sospechamos que nuestros hijos son más inteligentes que nosotros, por lo menos que nosotros a la edad de ellos, porque no padecen la represión emocional que nosotros padecimos. La represión emocional inhibe la inteligencia.

Nosotros, o nuestros padres, provenimos de familias donde no era considerado violencia que nos peguen una cachetada cuando hacíamos algo que a nuestros padres no les gustaba. El golpe, el insulto o la burla eran, a menudo, la única explicación que recibíamos. No era violencia que uno hiciera la carrera o actividad que el padre le decía aunque uno secreta o abiertamente quisiera hacer otra cosa. No era violencia que uno tuviera que elegir la novia o el novio que el padre o la madre aprobaba. Pero ¿Qué precio debimos pagar por esta educación que recibimos? Nuestra neurosis. Esa presión familiar trajo neurosis, y la neurosis hace menos inteligente a la gente. Y los chicos actuales no padecen neurosis, por lo menos las que padecimos nosotros. Y es posiblemente nuestra neurosis nos dificulta ver el camino del diálogo con nuestros hijos para que los límites se adecuen a un sujeto infantil y adolescente más libre, con derechos, que pregunta y exige consideración y que sus preguntas y planteos van, con frecuencia, más allá de nuestra capacidad de responder, y esto nos atormenta, porque nuestros padres y abuelos tenían respuestas para lo que querían contestar y exigían silencios para lo que no querían o no sabían contestar, en nombre del orden y la autoridad.

Nosotros tenemos la impronta de la educación de nuestros padres y abuelos donde ante un hecho que a ellos no les gustaba venía una sanción: la cachetada, la burla, el insulto. Pero también tenemos la impronta del tiempo actual en que al chico no se le puede responder de esa manera sino con el diálogo.

Esta doble inclinación está en nosotros, pero tiene una fuerza quizás mayor el criterio antiguo, el de la Ley del Talión, donde ante algo que infringe una pauta de conducta corresponde imponer una sanción. Es la escuela de nuestros padres, es la escuela de miles de años de civilización, nuestra civilización que se viene rigiendo por esta Ley, por este principio. Pero hoy hay un nuevo sujeto infantil y adolescente y un intento de una nueva metodología para abordar los conflictos, esos choques entre generaciones que trasuntan el ámbito familiar y llega hasta las aulas del colegio.

Tenemos las dos tendencias que habitan en cada uno de nosotros. Por un lado aceptamos esta nueva posibilidad, y por otro lado tenemos una formación represiva por la que consideramos que el culpable debe ser sancionado, donde tenemos incorporada la Ley del Talión como única medida. Hay una parte en nosotros que rechaza que esta ley del talión sea la única posibilidad. Hay una parte en nosotros que dice ¡NO, ampliemos nuestro criterio y apliquemos la mediación! ¡Bienvenido el diálogo como nueva modalidad para resolver los conflictos!  Hay una parte en nosotros que puede ver que en la mediación hay otra posibilidad ante situaciones donde la ley jurídica falla, es insuficiente, no sólo es insuficiente en la escuela, es insuficiente para resolver los problemas familiares. Hace 60 años era todo más sencillo, una cachetada resolvía cualquier conflicto con los hijos o con la mujer. ¿Qué mujer hacía juicio al marido? ¿Qué niño podía discutir y aun conversar con su padre? Hoy son todos ellos sujetos de derecho. Nuestra mentalidad no está preparada para esto, entonces la Justicia no encuentra respuestas en las leyes para abordar los conflictos y darles una respuesta que contemple los intereses de todos los sujetos, en particular el de los niños y adolescentes cuyo interés, en compensación por milenios de ser relegados es hoy considerado el interés superior. Tenemos la experiencia que los juicios de familia se eternizan en los casos donde nuestra intervención como abogados es meramente litigante. La ley sola para instrumentar el litigio no resuelve estos casos. Para que estas leyes se puedan instrumentar adecuadamente los que las aplicamos debemos tener otra cabeza que las que cultivaron nuestros padres y abuelos. Otras cabezas para aplicar estas leyes y también para modificarlas, porque con frecuencia ellas llevan los límites de esas cabezas antiguas que tanto pesan hoy sobre nuestros hombros y ponen límites a nuestra aceptación de la mediación.  Si estamos de acuerdo en que la mediación es algo positivo, es una nueva posibilidad para resolver los conflictos y por nuestra formación tenemos ciertas reservas porque nos tira mucho la ley del talión, debemos ablandar nuestras neuronas cerebrales para estar a la altura de nuestros días. Hoy la ley es más moderna que esas antiguas neuronas que nos tiran para abajo. Hay una Convención de los Derechos del Niño, que forma parte de nuestra Constitución Nacional, hay una la Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas Niños y Adolescentes Nº 26061, que nos dicen que los niños y adolescentes deben ser escuchados. Y para eso tenemos que ampliar nuestras redes sinápticas que nos forjó la crianza con nuestros padres y abuelos. La ley viene avanzando por delante de nosotros cuando lo habitual es que la ley venga cuando ya nuestra conciencia esté preparada para lo que la ley dictamina. El éxito de la mediación, que todos sabemos que es deseable, depende de nosotros, depende que nos atrevamos a ir más allá de nosotros mismos.

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